U.E.P. Colegio Nuestra Señora de Belén
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Experiencia de Retiro de Cuaresma: Un Encuentro Espiritual Transformador

Durante el tiempo de Cuaresma, y como parte de la preparación espiritual para vivir la Semana Santa, realizamos dos jornadas de retiros-convivencia con el personal docente de nuestra institución educativa.

Primer Retiro Cuaresmal: “El Maestro Está Ahí y Te Llama”

Este primer retiro espiritual se llevó a cabo los días 14, 15 y 16 de marzo en el Convento San José de los Padres Carmelitas, en la ciudad de Mérida. Participaron 29 personas entre docentes de educación inicial y básica, personal directivo, hermanas religiosas y personal de apoyo.

El retiro tuvo como lema: “El Maestro está ahí y te llama”, y se centró en reconocer nuestras historias de vida como caminos de salvación. A continuación, compartimos los testimonios íntegros de quienes vivieron esta experiencia transformadora:


Testimonio de Alejandra Siervo

¿Cómo voy?

Sinceramente, voy muy feliz, con una mente y un corazón abiertos para que el Señor dé su palabra. Voy con expectativas, ya que siendo este mi primer retiro, no sé qué esperar. Siempre hay que esperar lo inesperado.

También voy con varias incógnitas como:
“¿Por qué el Señor me ha llamado a este retiro?”
“¿Qué me quiere decir en este retiro?”
“¿Seré yo merecedora de caminar junto a Dios?”
“¿Por qué yo?”

Son tantas las preguntas que me hago, las incógnitas que tengo y los pensamientos que he tenido sobre cómo podría ser este próximo retiro. Quiero desconectarme del mundo, aunque sea por unos días, y que Dios pueda hablarme (o hablarnos) mediante su palabra. Como lo dije anteriormente, llevo este humilde corazón dispuesto a escuchar lo que Él quiera decir ❤️. ¡Nos vemos el domingo!

¿Cómo llegué?

Bueno… creo que empezaría diciendo que siento el corazón más liviano. Mi mente y espíritu se sienten más livianos, con un espíritu lleno de fe.

Desde lo más pequeño, como la comida, estuvo excelente. El lugar era maravilloso. Me gustó el hecho de que hubo varios animales y mucha área verde. Eso también es parte de la creación del Señor y debemos apreciarla.

La atención por parte de las hermanas y los profesores fue maravillosa. Aprendí muchísimas cosas, descubrí cosas dentro de mí, y también recordé otras que, en cierta parte, no quería aceptar que estaban.

Para ser mi primer retiro, voy muy contenta. Todas mis expectativas se cumplieron. Me encantó el hecho de que pude desconectarme del mundo, aunque sea por tres días. Me dediqué un espacio para mí, sin tener que estar pendiente del almuerzo, tareas, limpieza, etc. Fue un espacio para mí, un silencio en mi vida que necesitaba y no lo sabía.

Siento que el Señor, mediante su palabra, me dijo varias cosas que pensé y reflexioné. Me habló de su amor, aunque yo no lo merezca, y de que Él lo sabe todo sobre mí. Todo lo que hace siempre es para un bien.

Me arrepiento de no hablar o soltarme mucho cuando mis compañeros compartían. Sentí pena al hablar, tenía un nudito en la garganta. Pensaba que eso era malo, pero entendí que esa es la idea del retiro: desahogarse, sacar lo que perturba o compartir una historia que pueda inspirar.

Ya sé que para el siguiente retiro podré soltarme más.

Me gustó el ambiente de armonía y paz. Cada quien tuvo su espacio estando todos juntos, algo difícil de imaginar, pero así fue. Las historias de vida me hicieron sentir identificada. No estoy sola; otros también han pasado por situaciones similares y salieron adelante.

¡El camino no es fácil, pero teniendo la iniciativa, se puede empezar bien! Fue una experiencia maravillosa: reflexioné, me reí, escuché mi silencio y supe escuchar a los demás.

¿Volvería a repetirla?
Mil veces sí.

Testimonio de Belkis Crespo

Desde el primer momento en que fui invitada al retiro sentí muchos sentimientos: miedo, temor, tristeza… Cuando se acercaba la fecha, ni siquiera me provocaba hacer la maleta. Sentía que no estaba en buenas condiciones con Dios y Jesús; me sentía como la hija rebelde, reprochando y malagradecida con su Padre.

Tenía un sinfín de preguntas que invadían mi mente y mi espíritu. Finalmente, dije: “Bueno, ¿qué más? Tengo que ir”. Pero seguía con ese rechazo. Además, era la primera vez que dejaba a mi familia por un tiempo.

Llegué al lugar del encuentro titulado “El Maestro está allí y te llama” y solo puedo decir que pedí tener una respuesta, una visión, una salida que me diera sabiduría y entendimiento. Al subir las escaleras vi un letrero con la palabra “Silencio” y me hizo ruido; al abrir la habitación, vi que llevaba el nombre de Tito Brandsma. Junto a mi compañera buscamos información sobre él por si nos preguntaban. Al cerrar la puerta, había una oración y una imagen de un payaso con una frase que me impactó.

Entré al salón del encuentro y vi la cruz con Jesús crucificado. Sentí que reflejaba mi sentir y posiblemente el de mi madre por mí. Siempre, por más que no quisiera, lo miraba a los ojos, pero mi ser, mi rebeldía, no me dejaba entrar en Él.

Al iniciar la lectura y recorrer mi historia personal como historia de salvación, descubrí que debíamos soltar, perdonar, aprender a vivir con recuerdos y vivencias con amor. La lectura de Éxodo 3:1-8, “La zarza ardiente”, nos muestra que hay que vivir cada momento.

En el segundo rayo de luz, “Contemplar la vida de Jesús”, me costó mucho. Estaba molesta con Él por haberse llevado a mi madre. Recordé una pregunta que me hizo mi hijo, y también una compañera: “¿Estás molesta con Dios?”. Reflexioné profundamente.

La frase de Tito Brandsma: “La oración es un oasis en el desierto de la vida” fue clave. En la iluminación número 3, “Descansar con Jesús”, fui a la capilla. Le hablé, le pedí perdón, le peleé, lo cuestioné, y también le entregué mi carga, como dice el Salmo 55:22.

El lugar me permitió reconectarme con la naturaleza: escuchar el viento, las hojas, los animales… algo que hacía tiempo no hacía. Reflexioné sobre la creación y cómo el pecado nos separa de ella. Decidí encender una luz y dejar atrás lo que debía quedar atrás. Todo tiene su momento.

El domingo, la lectura volvió a tocarme. Sentí que mi rostro cambió, me sentí renovada. Pude dejar mis cargas en sus manos.

Hoy reconozco que, a pesar de todo, siempre hay motivos para sonreír. Estaban ahí: los ángeles que puso a mi alrededor, mi familia, amigos, vecinos… yo solo veía lo malo, y no desde la gratitud.

Invito a todos a vivir estas extraordinarias experiencias cuando se les presente la oportunidad. Permitan que Jesús entre en sus vidas, hablen con Él, búsquenlo. No lo culpen, comprendan que todo tiene su momento. Vivamos con nuevas ilusiones, esperanza y amor.

Pregúntate:


¿Cómo te gustaría que un padre vea a su hijo?
Busquemos la reconciliación cada vez que sea necesario, trabajemos día a día para alcanzar la salvación. Yo aún espero volverme a encontrar con mi madre y con todos los que han partido.
Sigo creyendo en la resurrección.

Testimonio de Yanil Zerpa

Mi experiencia como participante de este retiro fue satisfactoria en todo sentido. Desde el momento mismo de la salida de la institución se sintió un ambiente agradable y de fraternidad.

El recibimiento en las instalaciones donde se llevaría a cabo el retiro fue cálido. Las instalaciones ofrecían un ambiente acogedor y cómodo, con espacios perfectamente adecuados para los fines que requería esta experiencia espiritual.

Debo destacar que en todo momento me sentí consentida y bien atendida por los encargados de la conducción del retiro. El profesor Manuel y la profesora Eva se entregaron a sus labores con la mejor actitud y disponibilidad, siempre con una sonrisa y las mejores palabras para transmitirnos el mensaje deseado.

Particularmente, puedo decir que fue una experiencia encantadora, que aviva los sentimientos, fortalece la unidad con el equipo de trabajo y renueva el fervor religioso. Fue un espacio ideal para soltar las cargas que muchas veces oprimen y fatigan. Me recargué de energías positivas y del amor de Dios.

Viví y disfruté emociones que creía que no existían ni en mí ni en mis compañeras de trabajo. Uno de los momentos más impactantes fue la actividad de cierre del día sábado, cuando las emociones propias y de algunas compañeras se dejaron fluir. Fue un preámbulo para soltar y expresar cargas que no sabíamos que existían o que tal vez no queríamos aceptar, pero que estaban allí, siendo peso en el día a día.

Sin duda alguna, este retiro significó una experiencia que, con todo gusto y placer, volvería a vivir una y muchas veces más.


Segundo Retiro Cuaresmal: “Camino de Conversión y Esperanza. Señor, Restáurame”

La segunda jornada de retiro-convivencia se realizó los días 28, 29 y 30 de marzo, en la Casa de Retiro La Casita de la Virgen, ubicada en el sector El Valle, bajo el acompañamiento de las hermanas dominicas.

Asistieron 20 personas entre personal directivo, hermanas religiosas y docentes de media general. El retiro llevó por título:
“Camino de conversión y esperanza. Señor, restáurame”,
centrándose en vivir una experiencia profunda de conversión interior.


Testimonio del Profesor Lucas Arrieta

¿Cómo llegué a este retiro de Cuaresma? Llegué con muchas expectativas, muchas dudas, y también con miedo. A veces uno mismo se cohíbe o no se da la oportunidad de abrir su corazón a Dios.

Conocer a Dios y permitirme que entre en mi hogar, en mi iglesia y en mi corazón ha cambiado mi forma de ver la vida. Ya no tengo esa duda ni ese miedo que antes me dominaban. Permitir que haga su obra en mí ha permitido que, de la oscuridad en la que me encontraba, naciera una luz que hoy ilumina mi camino, el de mis hijos, mis nietas y mis alumnos.

Agradezco profundamente que, al conocer más sobre Jesús, el Maestro, yo también haya podido comprender que nosotros, como docentes, también somos guías. Podemos ser ese maestro en quien nuestros alumnos confíen, al que vean como alguien que les abre caminos, que les muestra que Dios existe y que siempre está con nosotros. A pesar de nuestros errores, Él nos observa con ojos de misericordia y nunca nos olvida.

Gracias a los profesores Manuel y Eva, y a las hermanas, por esta hermosa actividad espiritual. Gracias porque mi corazón está mejor que cuando llegó. Ahora quiero llenarme cada día más de Dios, seguir buscándolo, conocerlo más y alcanzar esa paz que tanto he anhelado.

Amén. Y que Dios les pague.


Testimonio del Profesor Jesús Apalmo

Para mí, el retiro fue un lugar donde recordé y aprendí muchas cosas acerca de la vida de Dios, de cómo era Jesucristo y de cómo debemos actuar frente al pecado.

Fue una experiencia muy interesante. Muchos de los discursos, lecturas y temáticas captaron mi atención. Sentí una gran curiosidad, y cada vez que tenía la oportunidad, hacía preguntas con el objetivo de comprender en profundidad el contenido que se nos presentaba.

Cabe resaltar que fui con mucha disposición desde el primer momento —algo diferente a mi experiencia en un retiro anterior—, y eso me ayudó a relacionarme mejor con la temática. Aunque reconozco que, en lo personal, la parte espiritual siempre me ha costado.

Analizando el retiro en general, considero que fue una experiencia muy positiva. Sentí alegría, tranquilidad y paz, pero también viví momentos de angustia, ansiedad, tristeza y dolor. Todo eso me llevó a reflexionar sobre muchas cosas importantes de mi vida.

Conclusión: Vivir la Conversión Más Allá de la Cuaresma

Aunque la Cuaresma ya ha terminado, el llamado a la conversión no tiene fecha de vencimiento. Estos retiros nos han recordado que la transformación del corazón no se limita a un tiempo litúrgico, sino que debe convertirse en un estilo de vida.

Cada experiencia vivida —desde el silencio interior hasta el reencuentro con Dios, pasando por el perdón, la reconciliación y la esperanza— nos invita a mantener abierta la puerta del alma durante todo el año. Porque cuando nos permitimos detenernos, escuchar y mirar hacia dentro, descubrimos que Jesús sigue llamándonos cada día, incluso en medio de nuestras rutinas, cargas y temores.

La conversión verdadera no termina con la Semana Santa: se extiende a cada lunes difícil, a cada conversación pendiente, a cada gesto de servicio, a cada reconciliación que elegimos.

Invitamos a toda la comunidad educativa y a quienes nos leen, a continuar este camino espiritual con firmeza, con constancia y con fe. Vivamos con la certeza de que Dios siempre nos espera, sin cansarse, dispuesto a restaurarnos una y otra vez.

Porque la Pascua no es solo una fecha:
es una forma de vivir.

Redactado por: Prof. Jesús Manuel Dugarte

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